El aura de Lorenzo
- albertoemunoz
- 21 dic 2021
- 22 Min. de lectura
“El Aura de Lorenzo”
Personajes:
AURORA, LORENZO, PAPÁ DE LORENZO, LORENZO ADOLESCENTE, NIÑERA DE AURORA, AURORA NIÑA, OBRERA DEL PROSTÍBULO, MADRE DE AURORA, AURORA ADOLESCENTE.
Estrenada en noviembre de 2007. Por el ELENCO LA BUSQUEDA. Protagonizada y dirigida por: Romina Montes de Oca y Alberto Muñoz. Escenografía: Laura Mecina. Técnica: Raquel Díaz.
ESCENA PRIMERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble.
Aurora: ¿El tiempo?
Lorenzo: No… ¿Por qué supone que lo increíble es el tiempo?
Aurora: Por nada… que se yo, tal vez porque cuando no sabemos que decir, siempre hacemos alusión al tiempo.
Lorenzo: Yo siempre sé que decir…
Aurora: Entonces diga…
Lorenzo: ¿O usted cree que yo hablo por hablar?
Aurora: Bueno está bien… diga…
Lorenzo: Siempre critiqué a las personas que hablaban solo porque el aire es gratis.
Aurora: Por lo menos el aire lo es.
Lorenzo: Lo criticaba y siempre lo criticaré.
Aurora: ¿Cómo era eso de lo increíble?
Lorenzo: Si uno no tiene nada bueno que decir es mejor callar.
Aurora: Sí, por supuesto.
Lorenzo: El silencio también es salud.
Aurora: ¿Por qué hay cosas que no lo son?
Lorenzo: Y a mí me gusta respetar el silencio.
Aurora: Claro.
Lorenzo: Hay que respetarlo.
Aurora: Obvio.
Lorenzo: Basta de hablar.
Aurora: Sí…
Silencio.
ESCENA SEGUNDA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
Lorenzo: ¿Cómo?
Aurora: Digo que es increíble.
Lorenzo: No me ofenda. Yo soy sincero, un hombre trabajador…Bueno… era trabajador, ahora riego plantas y hablo con usted, pero en mis tiempos mosos yo era muy trabajador.
Aurora: Perdone que no lo interprete.
Lorenzo: Pues no es tan difícil, no sé porque me dice que soy increíble…dudo que usted haya conocido a alguien más creíble que yo en la vida.
Aurora: Oh, no lo decía por usted…
Lorenzo: Ah, perdón estaba usted hablando con otro.
Aurora: No, estaba hablando de lo increíble que es esta situación…igual que usted…se acuerda.
Lorenzo: ¿De qué?
Aurora: No de nada, no se preocupe.
Silencio.
ESCENA TERCERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble…y no hablo del tiempo.
Aurora: Ya lo sabía.
Lorenzo: Es que usted a veces se confunde un poquito.
Aurora: Son los años.
Lorenzo: La soledad.
Aurora: No. En mi caso son los años.
Lorenzo: Y en el mío la… también los años.
Aurora: Sí, a veces me parece mentira que mi rostro haya mutado de tal manera.
Lorenzo: Se resiste a los cambios.
Aurora: Quizás… (Suspiro)
Lorenzo: Y eso… ¿a qué se debe?
Aurora: A…
Lorenzo: Al amor
Aurora: No. A…
Lorenzo: ¿La pasión?
Aurora: ¡No! Al cansancio. Quizás me pare un poco para hacer descansar a la cadera.
Silencio.
ESCENA CUARTA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble…y no hablo del tiempo, ni de los años…
Aurora: Ah, habla de las plantas.
Lorenzo: ¿Qué plantas?
Aurora: De las suyas…usted dijo hace un instante que riega plantas.
Lorenzo: Ah, si…son hermosas, algunas blancas, otras amarillas, bueno usted sabe.
Aurora: No, haga de cuenta que no.
Lorenzo: ¿Le parece?
Aurora: Claro, cuénteme de nuevo y por primera vez.
Lorenzo: Está bien. Cuando me jubilé empecé a coleccionar plantas de todos tamaños y colores.
Aurora: ¡Grandioso! Cuéntelo otra vez.
Lorenzo: No creo que sea necesario.
Aurora: ¿A usted le hace bien?
Lorenzo: Muy bien.
Aurora: Entonces hágalo, no sea modesto.
Lorenzo: Bueno ahí va. Cuando me jubilé empecé a coleccionar plantas de todos tamaños y colores.
Silencio.
ESCENA QUINTA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
Lorenzo: Diga por favor que no está hablando ni del tiempo, ni de los años, ni de la soledad, ni de las plantas…
Aurora: Entonces ¿de qué hablamos?
Lorenzo: Del 1289.
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Mire. (Le muestra el número) ¿Ve? tengo el 1289.
Aurora: No puede ser… Esto es mucha casualidad…
Lorenzo: ¿De qué habla?
Aurora: (Le muestra el número) Yo también tengo el 1289.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Silencio.
ESCENA SEXTA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
Lorenzo: ¡Ya se! Está hablando del banco.
Aurora: Sí.
Lorenzo: ¿Por qué número van?
Aurora: Por el 502.
Lorenzo: ¡Pucha que falta mucho!
Aurora: Hay gente que está esperando desde antes que usted y yo llegáramos a este lugar.
Lorenzo: Es verdad. Míreles la cara. (Señalando)
Aurora: Tendrían que contratar personal.
Lorenzo: O pedir ayuda… yo los ayudaría si me lo pidieran.
Aurora: Yo…ni que me lo pidan de rodillas.
Lorenzo: Resultó egoísta.
Aurora: Ya no trabajo gratis para nadie, ni para el progreso.
Lorenzo: Eso sí que fue increíble…
Aurora: ¿El progreso?
Silencio.
ESCENA SÉPTIMA:
Lorenzo solo sentado. Luces caramelos de frente y luz cenital azul día. Iluminación solo sobre la zona de actuación.
Lorenzo revisa unas fotos de Malvinas que saca de la maleta. Mucha emoción.
Mira las fotos, llora, mira una camisa verde militar con sangre, se emociona, saca un crucifijo, saca una petaquita de whisky, bebe tranquilo. Mira el encierro, encuentra una carta ajeada, la abre, se emociona. Tira todo del dolor, dejándose la carta en la mano. Luego, lee la carta en voz alta.
Lorenzo: “Nene, ¿Cómo estás? Nosotros extrañándote. Pero muy orgullosos de vos. Tu padre no hace otra cosa que hablar de tu valentía, de tu dedicación, de tu amor a la patria. Yo también hablo…les digo a tus tíos, lo feliz que estoy de que seas un héroe… ¿Te llegaron las cosas? Te mandé todo lo que pude, hasta unas cartas muy viejas, de quien parece era una amiga tuya… Aurora, ¿Te acordás? … del colegio parece. Bueno después las vas a leer. Hijo… Te amo, sabés?... te espero para abrazarte como nunca lo hice… Perdón… perdón hijo… por no abrazarte, por no decirte lo que te amo… te amo Lorenzo… Te amo…
Lorenzo llora.
ESCENA OCTAVA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: Qué…
Aurora: ¡Ya sé! ¡Qué increíble!
Lorenzo: ¿Cómo adivinó?
Aurora: No. Es la rutina.
Lorenzo: ¿Ya avanzó la cola?
Aurora: Sí, van por el 503.
Lorenzo: ¿Y antes? Por el 502.
Aurora: Eso sí que se llama avanzar.
Lorenzo: (Señalando) ¿Ve esa cola?
Aurora: Sí, claro.
Lorenzo: La hace gente que busca pagar.
Aurora: Y la otra cola.
Lorenzo: La hace gente que busca cobrar.
Aurora: Es mas larga la de gente que busca cobrar.
Lorenzo: ¿Usted qué busca?
Aurora: ¿Yo?
Lorenzo: Sí, usted.
Aurora: Yo tengo todas las boletas al día, no soy ninguna morosa.
Lorenzo: ¿Está segura que no le quedó algún saldito por ahí?
Aurora: ¡Yo busco cobrar!
Lorenzo: Ah, y yo también.
Aurora: Entonces por qué jode.
Lorenzo: No jodo, solo me entretengo.
Aurora: A costillas mías.
Lorenzo: Muéstreme una sonrisita aunque sea.
Aurora: Ni en pedo.
Lorenzo: Si usted desea, puedo invitarla a tomar una copita.
Aurora: Será cuando cobre.
Lorenzo: Y creo que sí.
Aurora: Entonces… ¡No joda!
ESCENA NOVENA:
Aurora toma la maleta y se dirige hacia proscenio buscando un lugar solitario, abre la maleta, y saca un libro, cierra la maleta, se sienta sobre ella, abre el libro, y empieza a leer en voz alta. Luz sectorizada solo sobre esa escena de frente y cenital (blancas y luz día).
Aurora: “…Ese niño pensaba, ese niño amaba, ese niño cantaba, el niño lloraba, el niño pedía, el bullicioso niño deseaba chocolates, el pequeño adolescente escuchaba radio y leía revistas, el atormentado púber se masturbaba encerrado en su pequeña y prolija habitación. El pobre millonario solo conocía su deber, su poder, su no poder y nada de derechos, el loco atormentado prolijo niño adolescente conoció a una tierna dulce caprichosa y mojada niña adolescente, ambos escaparon, ambos hicieron el amor por primera vez, ambos se amaron y viajaron por la sudorosa piel que los cobijaba y los expulsaba. Lo prohibido y lo que no se puede prohibir que igual se prohíbe. Ambos murieron en el vagón de aquel tren fantasma que los llevaba a ningún lugar. Ambos con estricnina en la sangre, mojaron sus labios con el beso del final. Ambos se atrevieron a enfrentar lo prohibido. Y no los vencieron. Hoy están en páginas, hoy los lees, hoy morís vos también.”
ESCENA DÉCIMA:
Ambiente: El living de la casa de Lorenzo.
Papa de Lorenzo: ¿Ya estás listo Lorenzo?
Lorenzo adolescente: Si, esta vez hemos entrenado demasiado, no podemos perder.
Papá de Lorenzo: ¿De qué hablás?
Lorenzo adolescente: Del campeonato, estamos solo a tres puntos del tercero…y faltan varios partidos.
Papá de Lorenzo: Creo que esta vez no vas a ir a entrenar.
Lorenzo adolescente: ¿Cómo? El partido es el domingo.
Papá de Lorenzo: Sí, pero vos mismo dijiste que ya habían entrenado demasiado.
Lorenzo adolescente: Pero el entrenador dice que no hay que confiarse.
Papá de Lorenzo: Bueno Lorenzo, hoy es jueves y ya hice reservaciones en un lugar muy especial.
Lorenzo adolescente: ¿Un lugar especial?
Papá de Lorenzo: Sí, maravillosamente especial.
Lorenzo adolescente: ¿Y el partido?
Papá de Lorenzo: ¡Basta! Qué tiene de interesante un partido de guaterpolo, si por lo menos hubieras elegido fútbol, pero no, él eligió el deporte de mamá, un deporte de minas, de asquerosas minas. Y ahora vamos a ir a visitar a asquerosas minas que te hagan asquerosas cosas. ¿Entendés?
Lorenzo adolescente: Más o menos.
Papá de Lorenzo: Entonces, buscate una campera porque vamos a volver de madrugada.
Lorenzo adolescente: No puedo fallarle al equipo.
Papá de Lorenzo: Pero ¿cuántos años tenés? 14, 15, 16, bueno por ahí le anda, y no te dan curiosidad las minas, ¿no querés saber cómo son sus curvas?
Lorenzo adolescente: Es muy importante el partido del domingo.
Papá de Lorenzo: ¡Qué tenés en la sangre!
Lorenzo adolescente: Se puede definir el campeonato.
Papá de Lorenzo: ¿No te cansas de pajearte todas las noches?
Lorenzo adolescente: ¿Cómo?
Papá de Lorenzo: ¿O vos te creés que no te sentimos con tu mamá desde nuestra pieza? No se puede vivir haciéndose la paja… Vamos hijo, no me hagas rabiar.
Lorenzo adolescente: (haciendo pucheros para llorar) No me puedo cansar, después no rindo.
Papá de Lorenzo: ¡Pero qué te pasa! Acaso tenés miedo que no se te pare, ah, decime es eso… A todos nos suceden problemas la primera vez, y eso no se puede fingir, o se te para o no se te para… Pero es un riesgo que se debe correr, todo para ser un hombre de verdad, porque hasta que no se está con una deseosa mina, no se es un hombre de verdad. ¿Entendés?
Lorenzo adolescente: Más o menos.
Papá de Lorenzo: ¡Hay! Por Dios qué pelotudo que sos. No parecés mi hijo. ¿Vos sabés a los cuántos años debuté yo?
Lorenzo adolescente: ¿A los 15?
Papá de Lorenzo: ¡No! A los 12. ¿Qué te parece?
Lorenzo adolescente: Nada.
Papá de Lorenzo: ¿Cómo nada? Yo tendría que ser tu ídolo. Te dije que me hice hombre antes que cualquier pendejo pajero de tus amigos. Y vos me decís que nada… ¿qué tenés en la cabeza?
Lorenzo adolescente: Nada.
Papá de Lorenzo: ¿Cómo nada? Minas tenés que tener… Muchas minas en bolas bailando árabe para vos, acariciándote los huevos y besándote todo el cuerpo…
Lorenzo adolescente: Quizás.
Papá de Lorenzo: ¿Pero cuántos años tenés?
Lorenzo adolescente: 16.
Papá de Lorenzo: Y con 16 no pensás en coger…
Lorenzo adolescente: Más o menos.
Papá de Lorenzo: Pero vos me querés matar de un infarto. Querés matar a tu padre, ¿tan poco valgo para vos? Debés escuchar mis consejos, siempre se escuchan los consejos de los padres. Es tradición. Mi padre escuchaba los consejos de mi abuelo, yo siempre escuché los consejos de mi padre y vos nunca debés dejar de escuchar mis consejos. Es una tradición familiar, y nosotros fuimos, somos y seremos una familia honesta, trabajadora, y cuando los padres les hagan citas a los hijos con pechugonas minas, los hijos dejan todo lo demás y se van con el padre y las pechugonas minas. ¿Entendés?
Lorenzo adolescente: Creo qué sí.
Padre de Lorenzo: Pero decime una cosa infeliz ¿Qué parte es la que no entendés? No quisiera pensar que sos… No prefiero pensar que sos boludo, pero puto no eh, eso sí que no, porque primero te mato a vos y después me mato yo… ¿Entendés?
Lorenzo adolescente: No papá, no soy puto.
Papá de Lorenzo: ¡Qué bueno! Y contame… ¿Qué minita te gusta?
Lorenzo adolescente: No se.
Papá de Lorenzo: Vamos… alguna del colegio.
Lorenzo adolescente: La escuela es religiosa, de curas y de hombres.
Papá de Lorenzo: ¡Cómo que vas a una escuela de hombre! ¿Y no hay mujeres?
Lorenzo adolescente: La cocinera.
Papá de Lorenzo: ¿Qué?
Lorenzo adolescente: Sí, la cocinera y las que limpian.
Papá de Lorenzo: Una cocinera de mierda, un vieja cabrona, es la única mujer…
Lorenzo adolescente: Pero vos le dijiste a mamá que un colegio así era la mejor alternativa.
Papá de Lorenzo: Es la mejor alternativa… ¿Cuándo vas a entenderme? Para estudiar siempre es la mejor alternativa. Porque hay que cuidar las formas, el buen nombre, pero para coger y saciar las debilidades de hombre, no es una buena alternativa. ¿Entendés?
Lorenzo adolescente: Creería que más o menos.
Papá de Lorenzo: Esos colegios están hechos para que sean la mejor alternativa para gente como nosotros. Para un hijo de un subteniente condecorado como yo. Esa es la historia. Así también existen los prostíbulos, para que podamos llegar nosotros a los colegios que son la mejor alternativa.
Lorenzo adolescente: Ah, ¿Y el deporte? ¿El partido? ¿El campeonato?
Papá de Lorenzo: ¿Cómo? ¿Vos entendiste lo que dije o no entendiste una mierda?
Lorenzo adolescente: Más o menos.
ESCENA DÉCIMA PRIMERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble¡ ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble.
Aurora: ¿A usted le gusta jugar a las adivinanzas?
Lorenzo: Más o menos.
Aurora: Y ¿por qué no jugamos ahora?
Lorenzo: ¿Al doctor?
Aurora: No, a las adivinanzas.
Lorenzo: Usted podría estar enferma. ¿Quiere?
Aurora: ¿Y qué podríamos adivinar?
Lorenzo: ¿Cómo?
Aurora: Veo veo…
Lorenzo: ¿Qué ve?
Aurora: Una cosa.
Lorenzo: ¿Cómo una cosa? ¿Qué cosa?
Aurora: Maravillosa.
Lorenzo: ¿He?
Aurora: De color esperanza.
Lorenzo: ¿Por qué no empieza sacándose la ropa?
Aurora: ¿Qué dice?
Lorenzo: Si no se saca la ropa no voy a poder revisarla.
Aurora: Usted está un poco chiflado.
Lorenzo: No tenga miedo.
Aurora: ¿De qué?
Lorenzo: Si es maligno se lo extirpo.
Aurora: Estábamos jugando a las adivinanzas… Si no quiere jugar más dígamelo y ya está, no hace falta que me pida que me desnude.
Lorenzo: OH, no, por supuesto que no… yo creía que estábamos jugando al doctor. (Risas tímidas de ambos)
Aurora: ¡Qué increíble esta confusión!
Lorenzo: Si, si, claro, muy increíble.
Aurora: Así es que usted pensaba que yo estaba jugando al doctor…usted creía que yo era una enferma y usted me lo quería extirpar… ¡Qué increíble!
Lorenzo: Sí, es muy gracioso.
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es muy gracioso.
Aurora: No debería reírse de una enferma.
Lorenzo: ¿Usted está enferma?
Aurora: Sí, me duele mucho la cadera.
Lorenzo: Entonces debería ver un médico.
Aurora: Pero hasta que no me paguen… Es imposible que vaya a ninguna parte.
Lorenzo: ¿Y los hospitales públicos?
Aurora: La última vez que pisé un hospital público, nunca más salí de allí.
Lorenzo: ¿Se acostumbró?
Aurora: Digamos que algo así, sólo cerré los ojos y aunque muchos piensan que no los escucho, siempre sentí los tubos, los ondas, las jeringas… Los sigo sintiendo.
Lorenzo: Su familia…
Aurora: Sí, parientes de largos guardapolvos blancos, con barbijos celestes descartables…
Lorenzo: Pero acá estoy yo, y no tengo nada de eso.
Aurora: Pero usted espera al igual que yo.
Lorenzo: Está bien, hagamos de cuenta que yo espero igual que usted.
Silencio.
ESCENA DÉCIMA SEGUNDA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
Lorenzo: ¿Cómo?
Aurora: La espera, es increíble.
Lorenzo: ¿Usted cree?
Aurora: Quizás en algún momento creí.
Lorenzo: ¿Y ahora?
Aurora: Ahora espero que llegue mi número para poder cobrar…
Lorenzo: ¿Usted realmente cree que esta cola es para cobrar.
Aurora: Sí, ¿por qué debería pensar lo contrario? Esto es un banco, esa cola es para pagar y esa otra para cobrar.
Lorenzo: Seguro que sí.
Aurora: ¿Por qué? ¿Usted cree otra cosa?
Lorenzo: He… quiere que le cuente mi historia con las plantas.
Aurora: ¿No me miente?
Lorenzo: Cuando me jubilé empecé a coleccionar plantas de todos tamaños y colores.
Aurora: ¡Qué bueno que es! Hágalo de nuevo.
Lorenzo: Está bien… Cuando me jubilé empecé a coleccionar plantas de todos tamaños y colores.
Silencio.
ESCENA DÉCIMA TERCERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: ¿Qué número tiene?
Lorenzo: ¿Y usted?
Aurora: El 1289.
Lorenzo: Yo también.
Aurora: ¡Qué increíble!
Silencio.
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: Sí, tristemente increíble.
Lorenzo: Cuando me jubilé empecé a coleccionar plantas de todos tamaños y colores.
Aurora: Usted si que sabe hacerme olvidar la tristeza. Su historia es muy bella.
Lorenzo: No, querrá decir que mi historia es muy negra.
Aurora: ¿Por qué diría esa barbaridad?
Lorenzo: Porque esa barbaridad es la purísima verdad.
Aurora: ¿Por qué no me cuenta su verdad?
Lorenzo: Porque no quiero.
Silencio.
ESCENA DÉCIMA CUARTA:
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
Lorenzo: No, ahora duérmase y déjeme dormir,
Aurora: ¿Usted quiere que me duerma?
Lorenzo: Aunque sea unos segundos, yo también estoy cansado, no me duele la cadera pero estoy cansado.
Aurora: Pero a mí si me duele la cadera.
Lorenzo: Bueno… ¡Jódase!
ESCENA DÉCIMA QUINTA:
Ambiente: La habitación de Aurora.
Aurora niña: ¿Cómo son los castillos?
Niñera de Aurora: Hay, niña aurora sus preguntas…
Aurora niña: Los castillos ¿son como mi casa?
Niñera de Aurora: Usted niña Aurora vive en una casa grande, fuerte y lujosa… yo podría decir que es lo más parecido a un castillo que he visto.
Aurora niña: Yo no encuentro a mi casa parecida al castillo de Cenicienta.
Niñera de Aurora: Ahy, niña Aurora… Supongo que hay muchos estilos de castillos.
Aurora niña: Y vos ¿vivís en un castillo?
Niñera de Aurora: Niña Aurora… ¡qué pregunta! ¿Cómo podría vivir yo en un castillo?
Aurora niña: ¿Vos no podés vivir en un castillo porque sos pobre?
Niñera de Aurora: ¡Ahy, niña Aurora!
Aurora niña: ¿Qué tiene de malo ser pobre?
Niñera de Aurora: Nada, supongo.
Aurora niña: Mi mamá dice que hable lo justo y necesario con vos…
Niñera de Aurora: Tendrá razón.
Aurora niña: Dice que no debo mezclarme con la miseria de la gente común… que demasiado tenemos con nuestra propia miseria.
Niñera de Aurora: ¡Ahy, niña Aurora!
Aurora niña: Porque nuestra miseria es diferente a la miseria de la gente común… ¿no?
Niñera de Aurora: Y debe ser una miseria distinguida.
Aurora niña: Sí, porque nuestra miseria se viste de ceda y come en la sala grande.
Niñera de Aurora: Y la de nosotros come en la cocina.
Aurora niña: ¿Cómo es comer en la cocina?
Niñera de Aurora: ¡Ahy, niña Aurora!
Aurora niña: Hay veces que miro cuando dejan la puerta entre abierta y disfruto ver como comen ustedes.
Niñera de Aurora: ¿Y como comemos, niña Aurora?
Aurora niña: No sé, no dejan nada en los platos… Es como algo grandioso hacerlo.
Niñera de Aurora: Sólo somos bien agradecidos.
Aurora niña: Es como cuando mi papá juega al polo… Eso lo hace grandioso a mi papá.
Niñera de Aurora: Sí, pero nosotros somos gente común, niña Aurora.
Aurora niña: Sí, y subversivos.
Niñera de Aurora: ¡Qué!
Aurora niña: Mi papá dice que los pobres son subversivos.
Niñera de Aurora: No niña Aurora, eso no.
Aurora niña: Que siempre tienen hambre, y eso los pone violentos, que no se pueden controlar y que son capaz de matar. ¿Por qué les gusta comer?
Niñera de Aurora: No sé de qué estás hablando.
Aurora niña: De las fotos en los diarios, de eso hablo, de que son todos pobres los que salen en las fotos, y están con carteles, de sus ojos sale rabia.
Niñera de Aurora: No, no es rabia, es dolor.
Aurora niña: No, yo los vi bien, es rabia, mucha rabia.
Niñera de Aurora: Niña Aurora, si le digo que es dolor es dolor… ¿Entiende?
Aurora niña: Está bien… Es dolor y… rabia.
ESCENA DÉCIMA SEXTA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: Sí, un poco tal vez.
Lorenzo: ¿En qué piensa?
Aurora: En la muerte.
Lorenzo: ¿Y por qué piensa en la muerte?
Aurora: No sé, se me ocurrió de repente.
Lorenzo: ¿Por qué no piensa en algo positivo?
Aurora: A veces la muerte tiene un lado positivo.
Lorenzo: Sí, claro. No lo niego.
Aurora: Y usted, ¿en qué piensa?
Lorenzo: En mi jardín… ¿le conté que yo tengo un florido jardín?
Aurora: Sí, varias veces, me gusta escucharlo. Su vos es como un descanso para mí.
Lorenzo: ¿Por qué está cansada?
Aurora: No le digo que me duele la cadera de tanto estar sentada, y la cola que no avanza.
Lorenzo: Tranquilícese. Pronto le tocará su turno.
Aurora: Y a usted también.
Lorenzo: Por supuesto que sí.
Aurora: ¡Uhy, qué tonta!
Lorenzo: ¿Qué le pasa?
Aurora: Hace horas que estamos sentados juntos el uno del otro y no nos hemos preguntado ni los nombres.
Lorenzo: Es verdad, yo me llamo Lorenzo, ¿y usted?
Aurora: Mi nombre es Aurora.
Lorenzo: ¡Qué hermoso nombre!
Aurora: Sí a mí también me gusta mi nombre, pero a veces me suena triste.
Lorenzo: ¡Qué tonterías está diciendo!
Aurora: Que mi nombre me suena triste, a veces me gustaría llamarme Alegría, Resplandor, Estrella… ¿entiende?
Lorenzo: El nombre Aurora no tiene nada que ver con la tristeza, y el nombre Resplandor, no existe.
Aurora: (Risitas tímidas) Veo que no entiende.
Lorenzo: Sí es verdad, no entiendo el motivo de su tristeza.
Aurora: Y cómo estaría usted si supiera que se va a morir.
Silencio.
ESCENA DÉCIMA SÉPTIMA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Mi muerte?
Lorenzo: No, su vestimenta.
Aurora: ¿Qué tiene de increíble mi atuendo?
Lorenzo: Sus zapatos y su camisa parecen de muy buena calidad, sin embargo están sucias y huelen mal.
Aurora: Esta camisa fue traída de Londres.
Lorenzo: ¿Usted ha viajado a Londres?
Aurora: Si un par de veces. Todo por negocios.
Lorenzo: ¿Y como es viajar en primera clase?
Aurora: No sé nunca viajé en otra clase que no fuera primera. ¿Y usted que lugares conoce?
Lorenzo: Pocos.
Aurora: ¿Cuáles?
Lorenzo: No tiene importancias.
Aurora: Dígamelo, no sea egoísta… ¿qué lugares conoce?
Lorenzo: No soy egoísta, lo que pasa es que no recuerdo bien.
Aurora: Haga un esfuerzo, hágalo por mí.
Lorenzo: ¿Le parece que no he hecho suficientes cosas por usted?
Aurora: Bueno, haga una más.
Lorenzo: Está bien, si quiere le cuento la historia de mis plantas.
Aurora: No Lorenzo, quiero que usted me cuente donde ha viajado. ¿Qué tiene ese lugar que poco puede recordar, qué le hizo ese sitio, qué lugar es?
Lorenzo: Es un lugar muy frío, con grandes extensiones de terreno, cada metro cuadrado de esa tierra me comía, me consumía, me expulsaba.
Aurora: No alcanzo a entender del todo.
Lorenzo: No hay mucho que entender, dije que ese lugar era desolador y frío… muy frió.
ESCENA DÉCIMA OCTAVA:
Ambiente: Prostíbulo donde fue a debutar Lorenzo.
Obrera del prostíbulo: Bueno podés ir sacándote la ropa… No te quedes ahí mirando. (Lorenzo adolescente se saca la remera) El pantalón también, es lo más importante. (Lorenzo adolescente se saca el pantalón) ¿Qué pasa que estás tan callado? ¿Tenés miedo? No… no tengas miedo… seguro que es tu primera vez. Siempre la primera vez es algo especial. ¿No? Vamos, decime como te llamás.
Lorenzo adolescente: Lorenzo.
Obrera del prostíbulo: Bonito nombre.
Lorenzo adolescente: ¿Y usted?
Obrera del prostíbulo: No me trates de usted… y mi nombre es el que tú quieras. Ahy, que carita de soñador que tenés. Haber… ¿qué sueños te esperanzan?
Lorenzo adolescente: A mi me gustaría ser soldado… como mi papá.
Obrera del prostíbulo: Tu papá no es soldado, es teniente.
Lorenzo adolescente: ¿Usted conoce a mi papá?
Obrera del Prostíbulo: No me trates de usted, te dije.
Lorenzo adolescente: Está bien… ¿Vos conocés a mí papá?
Obrera del prostíbulo: Por supuesto… Lo conozco desde hace mucho tiempo. (Jugando con el cuerpo de Lorenzo adolescente) Nos hicimos muy buenos amigos… Es más, yo también podría ser muy buena amiga tuya… ¿Qué te parece?... (Lorenzo adolescente empieza a desfigurarse) Podrías venir todos los viernes a la noche para acá, decirle a tu mujer que tenés una guardia, y cuando nos encontramos, te olvidás de tu casa, tus hijos y de todo, es allí donde solo pensás en mi cuerpo y el tuyo, moviéndose como un péndulo, como pájaros libres… Así…Sí… Así… Así….Así…Ah, Ah, Ah, Ah.
ESCENA DÉCIMA NOVENA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: Yo soy soldado.
Aurora: ¿Soldado?
Lorenzo: Sí, soldado.
Aurora: ¡Qué increíble! ¿No?
ESCENA VIGÉSIMA:
Ambiente: El comedor de la casa de Aurora. Aurora probándose vestidos para su fiesta de quince.
Madre de Aurora: ¿Qué te parece este amarillo?
Aurora adolescente: Es lindo.
Madre de Aurora: ¿Y el azul?
Aurora adolescente: También.
Madre de Aurora: ¡Este está buenísimo!... Me encantan las perlas… ¿Y a vos, Aurora?
Aurora adolescente: Sí, mamá.
Madre de Aurora: ¿Qué te pasa? Me da la sensación que todo te da igual.
Aurora adolescente: No, la verdad es que tantos preparativos me agotan un poco.
Madre de Aurora: Esta noche celebramos tus 15 años, y con tu padre hemos puesto muchas expectativas en esto.
Aurora adolescente: Lo sé, mamá.
Madre de Aurora: Va a venir, el intendente y su mujer, tal vez los hijos.
Aurora adolescente: Qué bien.
Madre de Aurora: Por favor, necesito que demuestres más entusiasmo.
Aurora adolescente: Lo voy intentar.
Madre de Aurora: Después de todo esto lo hacemos por vos.
Aurora adolescente: Sí, lo sé mamá.
Madre de Aurora: Vos sos lo que más queremos en la vida,
Aurora adolescente: Sí, lo sé mamá.
Madre de Aurora: Daríamos la vida por vos.
Aurora adolescente: Sí, lo sé mamá.
Madre de Aurora: Sos nuestra vida.
Aurora adolescente: ¿Y el dinero?
Madre de Aurora: ¿Qué?
Aurora adolescente: ¿Y el di…?
Madre de Aurora: ¡Ya te escuché! No puedo creer que digas eso, con lo que tu papá y yo te amamos. Entregamos todo por vos, todo, absolutamente todo.
Aurora adolescente: Lo sé mamá.
Madre de Aurora: Veinte años tenía cuando me quedé embarazada.
Aurora adolescente: Ya me lo has dicho mamá.
Madre de Aurora: Casarme de urgencia…
Aurora adolescente: Lo sé mamá.
Madre de Aurora: Y toda mi juventud esclavizada a un niño.
Aurora adolescente: Ese niño era yo, lo sé mamá.
Madre de Aurora: Con tu padre te entregamos los mejores años de nuestras vidas.
Aurora adolescente: Lo sé mamá.
Madre de Aurora: Tu padre tuvo que dejar el equipo de polo.
Aurora adolescente: Lo sé mamá.
Madre de Aurora: Y yo ya no pude ir tan seguido a visitar a mis tías a París.
Aurora adolescente: Claro.
Madre de Aurora: Y ahora, vos nos agradecés de esta forma. ¿En qué fallamos Dios, en que fallamos?
Aurora adolescente: En tenerme mamá, en tenerme.
ESCENA VIGÉSIMA PRIMERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: Así es que usted es soldado.
Lorenzo: Sí, como mi padre.
Aurora: Entonces es tradición familiar ser soldado.
Lorenzo: Algo así.
Aurora: Usted debe ser muy valiente.
Lorenzo: Lo mismo creía yo.
Aurora: No me diga que usted ha sido un soldado miedoso. Eso sí que no lo creo.
Lorenzo: Al principio yo me creía superman, pero cuando estuve ahí todo cambió.
Aurora: ¿Dónde? ¿En ese lugar frío del que usted hablaba?
Lorenzo: Sí, muy frió.
Aurora: Y ¿Por qué dice que antes era valiente y después no?
Lorenzo: Porque antes de llegar, todos nos creíamos héroes, cuando desembarcamos estábamos convencidos que ganaríamos, éramos invencibles.
Aurora: ¿Y?
Lorenzo: Nos equivocamos. No éramos invencibles, éramos invésiles.
Aurora: ¿Era una guerra?
Lorenzo: Sí, una guerra.
Aurora: ¿Una guerra injusta?
Lorenzo: ¡No! ¿Cómo dice eso? Era muy justa. Había que sacar a los invasores de nuestra tierra, porque Malvinas es nuestra.
Aurora: ¿Y por qué dice que eran invésiles?
Lorenzo: Porque así nos sentíamos cuando nos mataban. Pero fue una guerra justa contra el imperialismo. ¿Entiende?
Aurora: Entonces usted ¿es un revolucionario?
Lorenzo: ¿Y usted? ¿Usted quién es Aurora?
ESCENA VIGÉSIMA SEGUNDA:
Escena de ruptura: solo Aurora sentada en una silla.
Aurora: Yo soy Aurora Aranda, de los Aranda Arizu, de los terratenientes Arizu, que en realidad es Ariskuk, pero cuando mis bisabuelos llegaron de Inglaterra e inscribieron a mis abuelos en el registro civil, el personal les puso Arizu. Tenemos grandes posesiones, mi padre es empresario, sobre todo empresario. Mi madre es… es mi madre y punto. Estudié en el colegio religioso más importante del país, allí hice toda la primaria. Ese colegio hacía convenios con otros colegios religiosos de curas, porque el mió era de monjas, por supuesto. En un evento de beneficencia, nos mezclaron con el colegio San Pedro Nolasco, y allí conocí a un amigo muy especial, solo lo vi esa tarde, pero jugamos, conversamos y nació una amistad que solo se mantuvo por cartas cuatro años, en realidad las cartas se mantuvieron cuatro años, porque la amistad es infinita, y llega hasta nuestros días. Teníamos 11 y 12 años. Éramos unos niños con inquietudes de adultos, nos preocupaba el ecosistema y todo eso. Yo soy Aurora y mi amigo se llama Lorenzo.
ESCENA VIGÉSIMA TERCERA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Aurora: Se podría decir que soy una mujer bastante sensible. ¿Y usted?
Lorenzo: Yo espero que la cola disminuya.
Aurora: No, digo que ¿quién es usted?
ESCENA VIGÉSIMA CUARTA:
Escena de ruptura: solo Lorenzo sentado en una silla.
Lorenzo: Yo soy Lorenzo Quintana, de familia acomodada. Pertenezco a generaciones de valientes soldados, aunque algunos llegaron a ser soldados raso. Si tuviera que recordar algo de mi vida, recordaría aquel último día, donde vencidos por la lluvia y la muerte, subimos para regresar. Otra vez tendríamos contacto con las familias que habíamos dejado. Yo cuando embarqué para Malvinas tenía a penas 21 años, creo que fue la primera vez que mi padre estuvo orgulloso de mí. Después de todo fue bueno pelear en Malvinas invadida por los ingleses, aunque perdimos. Lo malo fue no pelear lo suficiente en esa Argentina queriendo ser invadida por los yanquis y los rusos. No sé, hoy a tantos años de distancia, perdí la memoria y estoy entubado en este hospital esperando que alguien diga mí número para morir, qué pena no morirme como un héroe en la guerra de Malvinas, y morirme hoy, como un enfermo melancólico de cosas que a veces no recuerdo.
ESCENA VIGÉSIMA QUINTA:
Ambiente: Supuestamente un banco lleno de gente, donde hay una supuesta y larga cola para pagar impuesto, otra supuesta y más larga cola para cobrar y mucha supuesta gente por alrededor.
Pero solo están en escena Lorenzo y Aurora sentados en unas sillas con el número del turno en la mano.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble… ¿No le parece?
Aurora: ¿Y qué es lo increíble según usted?
Lorenzo: Que no sepa quien soy, eso es raro.
Aurora: Bueno, si quiere puedo decirle yo quien es usted.
Lorenzo: ¿Y usted sabe quién soy yo?
Aurora: Algo sé. No mucho, pero algo sé.
Lorenzo: Bueno, diga entonces.
Aurora: Usted es un hombre que hizo su primaria en el colegio de curas de San Pedro Nolasco, luego le escribió durante cuatro años cartas a una amiga suya y después de mucho tiempo, pero mucho tiempo de verdad, esa amiga suya lo encuentra en un hogar bastante sucio de almas en penas.
Lorenzo: ¿Usted está loca?
Aurora: Fui a ese lugar por casualidad, solo me escapaba de la familia que creía tener. Todos siempre tenemos algo por qué escapar, lo que nos hace grandiosos es quedarnos y luchar… No crea que estoy loca. Solo viví equivocada, mi familia vivió equivocada. Nos decían que hacíamos bien con nuestra beneficencia.
Lorenzo: No entiendo.
Aurora: Me casé con un gran hombre, un luchador, me enamoré de su valentía y su claridad. Mi familia lo odiaba, claro el también los odiaba (a él tampoco le gustaban), yo tuve que elegir, y elegí no dormir más sobre ceda, ni comer cabear. Elegí a mi hombre, ni pobre, ni rico…
Lorenzo: Perdone, pero sigo sin entender.
Aurora: A él lo mataron un diecinueve de diciembre.
Lorenzo: ¿Creo que ha enloquecido?
Aurora: Hoy, estoy vieja, mi compañero también lo era. Y un día decidí internarme para pasar los últimos años de mi vida.
Lorenzo: Es muy extraño todo lo que cuenta.
Aurora: Lo sé. Aquí volví a reencontrarme con un amigo que ya no me recuerda, que aunque no haya muerto…También es un héroe.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Esto no es un banco, estoy por morir.
Aurora: Sí, y yo y también.
Lorenzo: Ahora.
Aurora: No, quizás en pocas horas.
Lorenzo: Entonces debemos despedirnos, amiga.
Aurora: ¿Me recordaste?
Lorenzo: Cómo no recordar tus cartas que perdí, tu mirada que hoy no es la misma.
Aurora: Lorenzo…
Lorenzo: ¿Qué?
Aurora: Estoy muy orgullosa de vos.
Lorenzo: ¿Por qué? ¿Qué hice?
Aurora: Empuñaste aquellas armas para defender la patria… Mientras yo salía de compras.
Lorenzo: Perdoname sigo igual de bruto que cuando tenía 12 años.
Aurora: Vengo de familia rica, pero mi compañero me hizo entender que el clasismo no es excluyente.
Lorenzo: Me parece que ya dijeron el 1289.
Aurora: Sí, creo que sí.
Lorenzo: ¡Qué increíble! ¿No?
Aurora: ¿Cómo?
Lorenzo: Digo que es increíble.
Aurora: ¿Qué es lo que te parece increíble, amigo?
Lorenzo: Que recién ahora haya podido recordarte.
Aurora: No sé si existe el cielo, las estrellas y todo eso, pero si existe, ¿puedo pedirte un favor?
Lorenzo: Sí, claro.
Aurora: Decile a mi compañero que lo extraño y que pronto nos vamos a encontrar.
Lorenzo: Aurora…
Aurora: ¿Sí?
Lorenzo: Nada…
Aurora: ¿Cómo?... No escucho Lorenzo, soy yo que estoy sorda o eres tú que ya te has ido. Lorenzo…Lorenzo… Lorenzo… amigo mío… Héroe de la patria… Lorenzo la patria te ama, se enorgullece de vos… Lorenzo, descansa, solo descansa.
FIN.
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